UNA VIDA INACABADA

    Desnudo en el sanatorio
   de mi propia existencia
   seduzco al tiempo
   que es mujer para todos los hombres.
   
   Recuerdo de una vida inacabada,
   llevo todas las cicatrices
   sobre ríos de sangre que nacen en el alma
   y mueren a los pies del Diablo.
   
   A orillas de un pensamiento 
   he sembrado los cuerpos de mis amantes,
   vestidas con ajenjo
   sostienen en sus manos una cruz invertida.
     
   La podredumbre: lienzo de cabaret,
   cobija mis suspiros, 
   desventura del vientre hasta la tumba
   estar muerto en un cementerio de vivos.