Creo en Medardo Ángel Silva,
creador del cielo y del infierno poéticos,
creo en la poesía, su única amada,
señora mía que fue concebida
por obra y gracia del corazón,
nació en las puertas del cementerio
y padeció bajo el horror de la vida,
fue hastiado, entristecido y suicida,
al tercer día de permanencia en el sepulcro
bajó a los Letheos
y está sentado a la derecha de la Muda Nodriza,
desde ahí ha de venir a besar
a todos los que aborrecemos la vida.