Es media noche al filo
de mis tristes circunstancias,
las rosas cubren de pretextos
donde la vida se recoge
en un frasco imposible de abrir,
pero, que con facilidad
puede llegar a romperse,
perfumes se confunden con venenos,
venenos se confunden con gloria,
ante los ojos de la nada,
porque el dolor lo consume todo:
amor, ilusiones y sentimientos,
gloria que en realidad no existe
el aroma de soledad,
dejando lamentos arropados
en pálidos versos,
que sólo pueden subsistir,
con la esperanza de llegar a la orilla,
donde piadosos brazos nos abracen,
y así poder derramar lágrimas
en aquellos silenciosos labios,
que logren sostener
nuestra miserable alma.