LA ÚLTIMA ROSA

Sientiendo el final de mi vida
y con los remordimientos marchitando 
quiero dejarte la última ofrenda 
que ha compuesto mi triste corazón. 
 
Porque más allá de los años 
que no entendí como ganarme tu amor 
quedan viejas palabras 
arrugadas por el silencio. 
 
De ti recibí el juego macabro 
para enlutar los sentimientos, 
pues si siempre fui nostálgico, 
en tu honor estaqué mis lágrimas. 
 
No me llevo nada de ti 
porque mereces quedar en mis poemas 
que duelen tanto como esta agonía 
pues sólo supe aferrarme a la ausencia. 
 
Quisiera verte, estrecharte entre mis brazos 
y contarte que sigues siendo mi musa, 
pero ya olvide eso de entablar una conversación, 
¡Ahora sólo balbuceo con los muertos! 
 
Me duele el alma 
fruto de los sueños que se pudrieron 
cuando te esperaba para que empujes 
la silla de ruedas de mi vida. 
 
Hoy he llegado al despeñadero, 
no tendré que hacer mayor esfuerzo, 
sólo dejar que las circunstancias instiguen 
travesía abajo hasta el olvido.