Siendo de noche junto a la espesa niebla tres animales nocturnos lloraban desconsolados.
Yo lloro por el amor perdido -Dijo el lobo- Por la maldita suerte que me alejó de mi amada; Hoy los recuerdos son simples piedras puestas junto a la casa que una vez significó todo en mi vida. Por ella levanto este festín de sangre.
-Tomó entonces la palabra el cuervo- Yo ofrendo esta copa ensangrentada a las estúpidas promesas que nunca se pudieron cumplir y a cada una de las indiferencias que cercenaron mi alma.
-Finalmente llegó el turno del murciélago- Yo levanto esta reminiscencia de vida mezclada con gotas de ajenjo por todo el maldito dolor que tuvo que soportar mi corazón. Pero también ofrendo esta copa a ustedes dos.
Por ti lobo, porque hubo un tiempo en que fui como tú, hasta que las cicatrices del primer amor taladraron mi conciencia, yo también me arrastré sobre unos miserables labios en noches hambrientas de penas. La última vez que aullé fue para firmar la despedida.
-Bastante acongojado el murciélago continuó con su discurso-
Y ahora brindo por ti cuervo, porque nadie mejor que yo conoce lo que significa volar herido. También tuve unas negras plumas que lentamente el desamor fue desgarrando. La última vez que grazné fue para darle la bienvenida a la soledad.
Moraleja:
I Sufrir demasiado conduce a la locura.
II Sufrir después de loco conduce a la Literatura.