IN ESSE TENEBRIS MEUM

Por aquella soledad de nuestros primeros días, por aquel abandono que ahora perfuma la desgracia, por ti y por mí que con pesadas lágrimas construimos un camino hacia lo inevitable, donde sólo la oscuridad podía sostener a nuestros corazones cansados de la vida. Más triste que de costumbre comienzo aquí mi dolorosa letanía mientras el llanto rasga la tierr acomo signo desesperante que pronto ha de precipitarse hacía la nada.
 
Dentro de mi inconsciencia puedo escuchar como tus manos se compenetran con los montones de rosas hasta quebrantar la tranquilidad que encontré en este abismo de tres metros: ¡Tan corto y a la vez tan profundo!

Pero es difícil escapar de los remordimientos cuando tus palpitantes lágrimas caen sobre mi último recuerdo hasta asfixiarme dentro de la maloliente envoltura donde ahora agonizan mis esperanzas.
 
Pues ya no tengo ilusiones que me permitan forjar un sendero para que tus frescos labios se vuelvan a posar sobre mi fétido destino hasta olvidarme del día en que no pude cargar con la existencia.
 
Hoy, la muerte divide mi absurdo en cientos de espinas que se clavan en los pasos que nunca más volveremos a dar juntos y es que yazgo tendido en la orilla de la desolación porque aún acá el mundo continúa insípido y todavía no consigo la forma de domesticar mis instintos.
 
Mientras tanto el dolor continúa desfilando por el espacio marchito donde ahora sólo espero a la putrefacción o al olvido: El que llegue primero a cobijar estas lentas palpitaciones.